-¡Pure de patatas!
¡Puajj! -protestó Pablo.
-¡Eccs! ¡Yo tampoco
quiero! -protestó Laura.
-Pues cuenta la leyenda
que una patata salvó el planeta... -dijo entonces la abuela-.
Si os coméis todo el
puré, os la cuento...
-¡Vale, abuela!
-exclamaron los dos niños, comiéndose la primera
cucharada de puré de
patatas sin rechistar.
-La Gran patata
Hechicera vivía muy sola en la Gran Montaña de Puré de
patatas.
Nadie la visitaba porque
nadie la necesitaba...
-empezó a contar la
abuela-. La Gran Patata Hechiceras recordaba con
tristeza los tiempos en
que la invitaban a palaciós y castillos y le
presentaban a reyes y
reinas, príncipes y princesas, duques, condes, marquesas...
De aquellos días felices
ya no quedaba nada...
¡Todos decían que la
patata engordaba! Los humanos dejaron de cultivarla.
Entonces... la corteza
de la Tierra empezó a romperse y por los agujeros que
iban fomándose empezó a
entrar frío, mucho frío...
Con el frío llegó el
hambre y con el hambre, los humanos se acordaron de la
Gran patata Hechicera.
-¡Hay que pedirle ayuda!
-dijeron unos.
-Después de tantos años
sin hacerle ni caso..., ¡puede convertirnos en tortilla
de patatas!
-dijeron otros.
-¡O en patatas fritas
con sabor barbacoa!
-dijeron los demás.
Necesitamos a alguien
que se atreva a ir a verla..
-decidieron todos al
final.
Entonces, dos hermanos
llamados Pablo y Laura se presentaron voluntarios
para ir a pedir ayuda a
la Gran patata Hechicera.
Pablo y Laura subieron a
la Gran Montaña de puré de patatas.
Y cuando llegaron a la
casa de la Gran Patata Hechicera, ella ya les estaba
esperando... ¡con una
sonrisa!
-Para que no paséis más
hambre, ¡os regalo las patatas fritas, las patatas
cocidas y también puré
de patatas! -les dijo la Gran patata Hechicera.
Pablo y Laura se
quedaron boquiabiertos.
¡No esperaban que la
Gran patata fuese tan amable!
-Y....¿qué podemos hacer
para salvar la Tierra? -le preguntó Pablo
-Tendréis que volver a
plantar patatas...
Gracias a sus raíces, la
corteza de la Tierra dejará de romperse -dijo
la Gran patata Hechicera
mientras se hacía más y mas grande.
-¡Volveremos a comer
patatas! -le prometió Laura-.l Pero tú..., ¿qué harás?
-¡Yo sujetaré todas las
raices desde el centro de la Tierra!
-respondió la valiente
patata.
Cuenta la leyenda que
hay una inmensa patata en el centro de la Tierra
-siguió contanto la
abuela-. Y también que los humanos, agradecidos, volvieron a
convertir la patata en
una de sus principales comidas...
¡en honor de la Gran
patata Hechicera!
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